¿Navidad, cuanto ha
quedado del niño en su significado?
¿En qué regalo mal
envuelto el hombre ofertó al Cristo?
Nace EL, el que
mundo con sus estrellas blancas ha visto
y en el lujo de la
prisa fue ignorado, en vidriera de mercado.
¡Oh navidad, cuanta
paradoja cubierta de enigmas¡
Qué hizo el desatinado
humano en delirio demente
Arrimando peces
muertos al pino decorando pesebre
y un Santa Claus
rojizo de nieve infiltrado en paradigma.
¡Oh, Navidad, fiesta
borracha de botellas y ambrosias¡
Dulce sentina de
turrones y antípodas besos reprimidos.
Tú humildad no intima
en plétora de corazones derruidos.
Te hemos convertido en
actriz de novela a farsa parecida.
¡Oh, Navidad pía,
estanco de Belén, ya tradición mentirosa¡
Asilo de hipocresía
barata, paupérrima alegoría en zozobra.
Fiesta de brumas.
Ágape brumoso. Si al reloj se le cae un minuto
las venturas van
marcha atrás, descorche de besos en demora,
en la burbuja del
gasificado brebaje se oculta el beso poluto.
¡Qué precio espiritual
retribuye en oro plásticas sonrisas en oferta¡
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Este
poema no se refiere al sentido espiritual ni religioso de la Navidad en sí
misma, ni intenta herir ninguna creencia. Es, al menos, en gran parte de mi
país, la reunión anual de buenaventuras de
aquellos que sólo se ven en una fiesta
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