miércoles, 1 de octubre de 2014

CLAUSTRO




Tras el duplicado cristal de torre alta. 
claustro de oficina, local mercenario del alma. 
Persigo la conquista del marco y la ventana. 
Pasa una paloma en parapeto sin poder tocarla. 
Cerca de las metálicas caravanas 
el florista reparte alegres ramos amantes 
Y yo... 
yo licuado de grises que infectan los poros y 
acortan la compañía de la prosa en diálogo. 
¿Cómo arrimar un verso titilante con los ojos inflamados? 

La permanencia del color se conjuga uniforme, 
Hasta el ápice de la tolerante roca. 
Escritorios, sillas y paredes van cegando mis ojos de monotonía. 
Quizás cuando salga del tiempo de las 
paredes alfombradas y la prisión de la hora, 
el oscuro haya teñido los árboles, 
o crea que mi mirada es presencia ilusoria 
o mis ojos ya perdieron su espacio de orbita y 
halle dos peces muertos en sus huecos, 
el salvavidas de la libertar colgando de la terraza 
petrificada del camino del suicida, 
o el marco rutinario de la ventana aburrida, 
con los sueños desmembrados y obsoletos 

como el mármol quebrado de una plaza. 

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