El relegado se hizo excéntrico/ El impuro
desterrado nada como orca de piscina y la escafandra del herrero mal por ley
considerado/
La ingenua flor sepulta su aroma al pozo ciego
del morlaco/
El hijo de la inculta nodriza
sigue la brecha del espanto como obseso
maniaco/
Y aquí...
Aquí sigue la cárcel vampiresa en la sangre
sumisa/
El poeta es prisionero de su destino/
Socava casi inútil las verdades del hombre
donde las bocas de breva libaron sus jugos/
Pero persiste la pluma...
rebelde artillería más potente que misiles/
Hasta la ultima gota que aspire en jeringa
de la pálida arteria carnívora,
y penetre las madrugadas
donde el sueño no cierra su párpado de nervio/
El fervor del papel se hace fábrica de arsenal/
Letra de maquinaria y dentellada
donde no duerme en paz la pasionaria/.
¿Y que hay de nosotros poetas?
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