martes, 27 de noviembre de 2018

SE FUE SIN NADA



Anduvo la muerte rondando mis blancas calles,
con su ronca voz de negra parca
preguntó por mi ausencia.
Fue la vida la que dirimió su duda
respondiendo sobre mi estancia,
con la calma palabra,
anunció mi presencia en los verdes valles.

¡Ella... La muerte!

Retiró su filosa guadaña, caminó con su pata de palo
y su parche cruel de pirata buscando otros quehaceres.
El viento sopló mi celeste ventana y
expulsó su fantasma hasta los marcos implosivos...
El árbol amigo de los años
estiró la pólvora de su rama
y guardó la dinamita en la corva alforja de la Valkiria.

El sonido del ave dejó su canto de espera futura y
colgó su ley de pergamino en hoja.
Y ella...
“ ella”... Se fue vacía...
Vacía de mi alma, sus huecos y montículos.
Guardó el negro chuchillo,
su lápiz rojo de meretriz defectuosa y

pintó la raya en otras baldosas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario