UN TEMBLOR INTERNO... (RICARDO ALVAREZ).
Carne
mia, con herida apocalíptica profunda que gime,
hay
un temblor interno golpeando mis cenizas.
El
grito exalta su altura con las púas del piso,
enroscando
mis sienes de magro incienso y crueles elfos
batiéndose
en una olla de caldo plomizo fundido y
por
carda grito desconsolado clama mi oído de conjuro/
Hay
un temblor agitando los cuadros,
azotando
las paredes donde se estrellan las aves del cuarto...
Hasta
aquí penetran sin indulgencia
tempestades
suculentas engrillando mis pies educados/
El
jardín se aparea, y preña nuevas figuras en la florecida rosa,
con
la sed clavada parodia mis noches tórridas
en
los quemantes cinco desiertos donde se inmola mi prosa.
Se
va tiñendo mi mirada de muertas violetas
invadidas
por rencorosas falanges de malignas brigadas/
El
cuerpo sin carne ya es un temblor de huesos en sacudida,
un
desarmado esqueleto repercutido de atabales.
En
la densa noche se tuerce la pureza de mi hoja
Cuando
el temblor de las paredes
semeja
una jaula de barrotes en lodoso terremoto y
suelta
sus interrogantes de inexplicable pagina consumida/
La noche recostada se estira en una luna pavorosa
La noche recostada se estira en una luna pavorosa
y
en lenta pereza de estéril mitocondria
alarga
su vacía glándula sin esternón ni timo,
Queda
un abstracto temblor, un fantasma de hipocondría
en
la ignorante sien de un cuervo pensativo
sin
mas dones que su negra pluma y el maldito picoteo de ojos/
Espesos
ecos de cobardes mares muertos sin hombría
retornan
cabalgantes peces de espada a clavar mi verso/
Yo
solo quiero cantar por las espinas del mundo,
Si
el vibrato no merma tendré que escribir,
aún
en presencia de la derrota,
con
la tinta virgen y
el
vigor del rey jazmín que aún brota/
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