Errabunda se alejaba
pisando mi honor moribundo,
tergiversando mi voz y
con mi palabra apagó el sol.
Aleve designio aguardaba
tras la espesa cortina del amor/
Cayó rodando su fuego,
dejando la carne
con olor a hiel y sangre...
Una lágrima golpeó
contra la piedra del destino y
tras la ochava que dobla
en cada la esquina
afilaba la guadaña
el cruel desamor/
Cayó su careta
como una ceniza sin cuerpo,
con gélida espuma y
pétreo alambre.
Con displicente desencanto
me hundió en sus abismos
donde danzaban lobos hambrientos
en el foso oscuro la tarde
era de huecos y brumas/
Mi sombra de viento
era hoja enflaquecida
cresta de rama
machacando mi penumbra/
Indefenso me flageló
esa voz que solía ser aliento…
Estático y perplejo me quedé,
atónito y quieto,
algo iracundo
cuando vi la mordacidad
de la risa en el eco de su nuca/
.
Enredó mi alma en sus parpados plomizos
y el corazón vacio era volátil grito de espanto.
por haberla amado tanto
de las venas a los rojizos/
Se fue errabunda
dejando mis ojos solitarios/
Todos
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