– poema sensual
La noche abre sus parpados,
testimonio velado que
progresa
solo dos palabras silabea,
Amor, ternura,
al nido del tálamo
fontana constante,
caudales sin ojos testigos,
siempre retrocede el
escaparate
en su imperio noctívago
a conquistar el reducto
enamorado.
El sol esboza lumen de
prismas
y en mis manos fulgura el
oriente.
Hallo iridiscencia de
luciérnagas
en los faros febriles.
El crespón bermejo del gallo
augura presencia del beso
abatido
en las pérgolas de mis
labios.
Ribetes de noche estremecida,
despabilar en copa acuosa
desvelado ya el sueño del
letargo
su boca de panales, elixir de
atavismo
combatiente leona rugiente,
acoplar adyacencias con el
enemigo
Enjugar los labios en copa Prístina,
amanecer ciñendo su cintura
y mis dedos explorando otros
paraísos.
Ciega la aurora con bravía,
lucerna permeable de tenue
cárdeno
envaina el cabeceo del sol
el portal diurno con soltura.
Abro mis palmos
en quietud plácida, boceto
grácil de arquitectura
aún laxa parece erguida
como estatua griega
carnal Venusina,
largos muslos de crepúsculo
matutino.
De LLUEVE EL VIENTO EN LOS
TEJADOS- Publicado en julio 2019 - Ed.
PALIBROS - N.YORK - EEUU
Hecho el Depósito según la
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