El alma solitaria
sobra en su fuero,
beben la fuente con
boca en desgracia.
Son el cuerpo
fantasma de las nocturnas miserias,
el día infausto de
los astros con paraguas.
Sobre
su cabeza llueven copas
de
postrados hojarascas.
rojas
catedrales desmoronan pesado mármol y
en
la levedad de su ser se consume el blanco.
Progenie
de abandonadas estrellas,
el
oscuro cielo es su única ventana.
La
salida de la llaga es falsa gasa de palabra
entre
los azotados becerros que bajo el golpe
del
martillo no envejecen hasta carneros.
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