Cuando
el calado del carpintero
culmine
el armado y los detalles del féretro
estará
el cuerpo en la nevera congelado
hasta
que el cefionario
traslade
los pesados huesos
y
en la carne fenecida se nomine el epitafio.
Será
la hora del halago, llanto de comadronas
derrocharán
ficticias lágrimas de congoja
esparciendo
la desaparición del agarrotado
entre
voces rumorosas del pequeño pueblo.
Tu
estarás farfullando en un rincón
solitario,
tus labios besarán mis manos de quebracho
abatido,
el
universo te prestará el astil del martillo
y
descargarás la angustia del lazo
enternecido.
en
este tráfago de borrascas y ocasos
despedirás
mi cuerpo con himnos
agitando
blancos pañuelos bajo un cielo claro.
Siempre
serás mi mujer con dos pájaros en los labios.
Cuando
bajo la tierra dentelleen los gusanos
habrás
de escapar a la tragedia con música que compartimos,
se
erguirá el matiz de la vida que protagonizamos
y
verás la luna arrodillarse en un manto de estrellas.
Algún
palomo cantará desde las duplicadas almas
y
el canario en intrépido vuelo soberano
dejará
pistilos y hojas rosas de estelas
sobre
las cruzadas manos que duermen en mi pecho.
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Poemas de ricardo alvarez-blog
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