En la noche se adelgazan las
bahías
como un cuello escotado de
botella,
peces escuálidos sobrenadan
espumas
y pájaros sanguíneos gorgotean
sigilosos rumores de lluvia,
frescor que cae en las
alamedas.
Trementina de abierta frente
en mi caes disuelta.
Oh, amor, cosecha de espiga
fructífera,
musa de dulce muerte,
dona inmóvil en mi presencia
desprende desde tus pupilas
a mis ojos sitibundos
las aguas profundas de tus ríos
colmados.
Sube del piso hasta mis palmas,
en esta opacidad la luz celebra
sus fuentes
de silencio y expulsa el esplín
en su esencia.
Tronas como un relámpago de
muerte
y brilla sublime, el lumbre
esplendoroso de tu realeza.
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