Al
cardenal jorge Bergoglio
y su
obra en Argentina
Hoy el
papa Francisco
La piedra por ser piedra
no deja de ser naturaleza,
espejo de luminiscencia
y no entidad muerta.
Otea una luna de ojos viudos
que triste ve latos
horizontes,
planicies de sembradíos
donde la madre del vino
en su estación oblicua,
acopian manos de vendimia
los globos del racimo.
Inicio de sed repentina
laboriosos cosecheros con
retinas
mustias desvanecen del cuerpo
otoñales melancolías.
Así como los visillos
abren sus parpados urdidos
hay altas torres que celan
planicies.
Obturan fatigadas pupilas
pero la voz del arzobispo
tercermundista
cruza países abriendo
fronteras,
el buen pastor consuela
destierros,
y predica el piro humanista
resolución ecuánime de
flagelos.
Persiste en percutir tímpanos
aunque algunos oídos repudien
ecuánimes palabras.
Las carnes pedregosas claman
desalojar alambres de
confines,
espectros umbríos
empañan visión de luz eterna.
Devastar efímeras victorias
y sea piedra o roca
siempre el veraz reflejo
del cristal proyecta
el vacio de la derrota.
Amén, concluyó Francisco,
el gentil samaritano
sobre la piedra de luz salina
cimiento diamantino de ecuánime
prisma.
De LLUEVE EL VIENTO EN LOS TEJADOS- Publicado en julio 2019 - Ed. PALIBROS -
N.YORK - EEUU
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