Amada mía, la luna viene abriendo cielos
descorchando puertas nocturnas
y contemplando esta tibia brisa de gozo.
Nuevas ventanas de tus sueños
me hacen sentir las puertos de la noche.
Te dibujo mariposa de fuego
en la complaciente hoguera de los verbos,
conjugando la presencia del compartir deseos.
Recuerdo bucear tus enaguas
con la cintura de tus belfos,
me tatuabas espumosa gota de diademas
como el elixir del fruto exprimido
hasta el hollejo.
Deja que esta noche de íntima entrega
brinde
laberintos de fuego,
sorbiendo las cerezas de tu pecho
mientras tú bogas en mis fondeaderos.
En mitad de la tormenta
que la hoguera de tu leño arda en la virtud
de nuestros besos.
Que ilumine la pasión esta noche de
piratas.
Sucumbir de lento placer,
alucinando el grabado en la piel
y
deshilvanando inútiles secretos.
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