No
inquieta el resplandor
de
la libela
y
es habitual el vuelo libre
de
la mariposa desfilando.
Se
desdoblan
vetustos
rieles de trocha
y
en esa ambigüedad de metales
desbarrancan
en única huella.
Se
tergiversan los testimonios
del
caos cuando los vagones
entierran
ciudades.
Buscando
el fortunio del trébol
de
cuatro hojas
en
el dictado del pasto dejamos la marca.
Dolor
de jacintos y esporas,
no
aprendimos la aflicción
de
la exprimida esponja.
Torneo
de grillos,
medallas
al aleteo de
exóticas
mariposas….
El
gusano se estableció en la rutina del osario
En
bajos huecos del pasado
resiste
el peso de los cuerpos.
Pavesas
volaron a los tejados
y
por el ático arrojaron memorias
Almohadas
de olvido,
lechos
flameando
bajo
sabanas.
Calcificación
en los plexos,
calvario
de nervios clamando.
Hemos
derribado fósiles templos
y
el hombre común solo quiere
dormir
en el sueño de la mariposa.
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