PIEL PERGAMINO... (RICARDO ALVAREZ).
Sobrecargada
amaneció la naturaleza
abatiendo
sus usinas de lumen en tu sombra.
La
fabril maquinaria vegetal rindió su usufructo
con
el rigor obrero de la mañana y
la
fuerza centelleó su tren de sabueso relámpago.
Así hallé tu olor junto a tu pisada.
Nadaban los
amarillos peces del otoño
tus disueltas
aguas derramadas.
ofertando su lago
verde de primavera.
Era tu pisada el hueco panal al que
bajé mis ojos de frontera
y mi grueso amor oía la delirante abeja
mezclando su energía de vuelo
camuflado,
dando
sentido al zumbido transitado,
mientras
emitía herméticas ondas
rozó
el himno de los hijos del amor y el cieno.
En
un país de mística combinamos
las
pieles de habitado continente.
Allí
la vida legó el destino del color a tus ojos.
La
brisa motivó la hoja del blanco ceibo al sepia de las raíces
donde
emergían exóticas tus caderas de atolón amblante,
por
el dental esmalte de tus caninos
anduvo
el ostrón soltando su equipaje de nácar.
Una
mañana amor,
amaneció
la ebúrnea gruta en tu boca.
El
blanco marfil fundió sus gemelos derrotados y
por
la tarde los carnosos ocales
estamparon
la pulpa en tus labios.
El
ojo azul adosó la espuma marina a tu
lengua de dilate y
el
segundo inició la pirotecnia en nuestras miradas de apogeo.
Hueso y carne en dura batalla y destello,
provocaron
el descenso girante de las ramas alocadas,
que
convertían en hiedra los brazos del
árbol trasnochado.
El
beso y el abrazo
incitaron
un foro nocturno de pieles pasionarias,
de
alma y tempestades ígneas/
Corazón
de crisol fraguó los metales aliados del aire
con
nuestras manos de fuego y beso...
Beso
de lana roja renovada/
Como
un moderno Kamasutra inédito,
donde
estampé la tinta original en tu piel
pergamino.
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