UNA MUJER REIA... (RICARDO ALVAREZ).
Amanece el día
lentamente
sin minima brisa
que agite al álamo.
La luz refleja un
ave sin pico y
la hierba deja su
última gota de aliento.
Los altos cables
dejaron su trono vacío
al arrullante
cantar del palomo.
Agoniza el viento…
El jilguero olvidó
su asiento
en la alambrada.
El hornero para su
morada de barro,
humillado bajó su
frente de laborada.
El horizonte
desvistió la avena verde,
la hoja evocó su
última alborada.
Pero algunas
caracolas vibrantes
retumbaron
pabellones y oídos
al ver una mujer
que desprendió
su palabra entre
dos rojas veredas alucinantes.
El fuego
incendiaba su mirada y
por sus pestañas
bajó el aire con
labor apresurada..
En una mujer
todo cantaba y reía.
su palabra era
rocío y agua,
su delgada figura
anillo de plata
y su rizado
cabello dorado
se lacraba como la
crin de una potra
desafiando al
viento fecundo,
donde renacían
multitudes de caballos
del humo
flotando brotadas
llanuras y
la naturaleza
reconstruía su orden
en forma digna.
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