No
basta conmovernos
en
la letra de Benedetti,
"que
en la calle codo a codo
Somos
mucho más que dos".
Porque
no somos la postal perfecta,
ni
la pareja con futuro que nunca seremos,
ni
la aceptación de este guarismo inválido
porque
en el cálculo de Pitágoras
solo
uno más uno resultan dos.
De
ti escuché que eras la imagen de mi reflejo,
pero
para ver mi rostro tuve que reflectarme en tu mirada.
Abandonemos
en sosiego
abonadas
manos sepias de nostalgias,
antiguos
combates de cuerpos
haciendo
acrobacias en las sabanas.
Este
engranaje es reflujo sin grasa ungido
que
ensordece como metales fracturados,
más
que el desaparecido estigma del gemido.
La
desnudez de este amor roto
es
vidrio astillado que hiere todos los sentidos.
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