viernes, 28 de marzo de 2014

NUEVAS MELODÍAS


Las horas  se deslizan implacables

 en ceremoniosa monotonía.

Apiladas en gotas del empañado vidrio.
Un viejo mueble inestable
Único huésped de lúgubre morada.
Y yo aquí...  Espectador taciturno y melancólico,
con endeble sonrisa ordeno tristezas, extiendo un abrazo  vacío
al rodeo de un sueño y despierto la pereza.
Pero provocar la explosión de las venas quietas es inútil esfuerzo/
No se amigan mis dos alas de distinto rumbo
ni se acoplan plumas en mi verso.
El cubículo comprime, el pasado me aferra la mano y el verde de los ansiados cambios se pega en moho de pared.
Busco una fracción de cálidos recuerdos, una porción de alegre momento, que incite la alegría.
Quebrados maderos, me estacan el corazón.
Y sin paz... sin paz esta mi alma.
El silencio dibuja las paredes en gama opaca de sombras sin espacios/
Inhóspito y tirano me ciñe titánicamente.
Habitan fantasmas en este albergue y sádicos piratas con demencia.
Hostiles espectros, hojas raídas, letras ocres arrugadas 
de espanto, orden de frías herencias exudan su sudor, derramando mi espalda.
La cálida melancolía de la tarde luminosa gira en carrusel de indignos fetiches y el dolor se oculta en la penumbra.
El hambre agita. La sed aterra.
El hastío carcome mis entrañas y sigo pálido y meditabundo.
Miro el mueble como envejece, el vidrio aun empañado...
Y yo detrás, prisionero de mi propio espacio. Rehén de mi alma.
Apuesto a la vida, aún a ciegas, en afán
de una mágica ruleta salvadora de esta espera.
Evoco al fuego en icono mi corazón apagado  el deseo de latir en compañía.
Estoy solo, amante de una soledad implacable y celosa.
Me sacude el llanto y no le temo.
Una nueva melodía anónima se acerca.
 Un rayo de luz trémulo, parece que ilumina/

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