Tu
pubis es de oasis y palmera,
de
agua y remanso, de fruto de fresa
tallada
en la sustancia mística del Cáliz ancestral.
De
páramo verde y fértil tierra negra,
de
verde naranjo silvestre y limón enano dulce.
Calmo,
soleado y apacible, mientras lo cubre el velo.
Cuando
se descorre la tela sutil de la mujer,
es
de Garganta del Diablo y de Triángulo de las Bermudas,
donde
pierdo mi cara en la marítima selva negra y
me
ahogo – extraviado-
en
los rojos labios de frontera de los montes íntimos.
Tu
pubis es de pulpa tierna, de los menores
a los mayores labios
y
de la anatomía en capullo emerge tu dedo de Hedo. Incipiente,
sensitivo
al extremo.
como
la rosa púrpura escarlata
que
florece y se agiganta en la humedad, y
con
la lágrima del corazón de Julieta, asoma naciente,
en
figura de libélula erguida,
como
colosal estatua de Afrodita en el Parnaso..
En
la gruta amable de tu pubis,
llevas
la feromona de tus ancestras félidas
y
el secreto recóndito de las caderas de todas las mujeres,
con
el centro de gravedad exacto,
donde
gira la vida y los planetas, y
el
arco erótico de cupido
enclava
la flecha en la página G del diccionario
Exacta
anatomía de frente y supra,
dentro
del muro tropical, epicentro de cálido habitáculo,
la
ola encrespada y pequeña de tu pubis
va
mutando en océano volcánico
Con
temblor de terremoto y marea alta
como
océanos de un diluvio, ultramares en caos,
inundando
de órbitas aceitadas mi instinto encendido.
Aguardando
como fiel caminante, peregrino devoto,
me
insta la urgencia al camino de la copula
aguardando
que tu pubis expanda sus anchas alamedas.
Todos
los derechos cedidos a Editorial Palibros
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