Libertad de himnos hay en ti, noche
calma
que vistes reflejos de sombra esbelta,
en la luz que agoniza triste y
parpadeante
impregnas de aguas y vinos las velas.
Silencias las ramas del crepúsculo y su
murmuro,
sedas los feroces potros con tu cara
semblante
y la nostálgica ola entra encorvando su
marea,
la caracola exprime aguas salitres
evaporando su humo.
La mano del frío viento urde un pañuelo
calmante,
desvía su flecha casta al poblado que
ronda la antigua tertulia
del romance sereno que estableces con
la luna.
Vas trabajando artesana noche, con tu
palma un enjambre,
en los perfectos labios de una matutina
alcurnia,
y de las viñas del fuego nutres el
planeta con tu sangre.
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