Mezquino sería ofrecerte una
sola flor
bajo la luz verde de la primavera,
busco abrir tu corazón de oro
como alhaja dadivosa que se
entrega
con alegre pasión en la
gratitud viva,
a través del día o en cien
años cantando dichosa
tendida en tu espalda de azucenas
rosas
tan bella te vi como la miel
y el vino entregados en vendimia
Cierra tus pestañear ante la
hora del reboso,
que mis sentimientos mudos
viertan copas a tus labios
y mientras brillen tus
trenzas crecerán tus retoños.
En la calma fresca de rocíos
beso los ojos azules ocultos en tus parpados
y protegido en tu abrazo siento la suave seda
de tu piel vestida.
De LLUEVE EL VIENTO EN LOS TEJADOS- A publicarse en julio 2019 - Ed. PALIBROS -
N.YORK - EEUU
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