¡ OH,
amor mío, mi morena ¡
quiero
decirte que suele fallarme la pluma inspiradora, y
el
cobre de hierro del puño de la poesía.
Tú me
conoces
por
cada vértice y cada esquina, sabes
cuanto
amor te guardan las ochavas de mi alma..
Tu
sabes que si mi letra se agota
en el
lago imaginario de la fantasía, y
queda
anclada a su suerte, entre el archipiélago y
el
terremoto, chocando contra el muro
de la
piedra borrascosa, y
lo
natural se hace lento en mi mano sin talento
como la
desterrada sangre del árbol partido, y
mi silo
de granos se humedece indefinidamente,
es que
se acabaron las metáforas y los versos
para
escribirle a tu corazón llameante.
Mi mano
calla su rumor, y la letra escasea, pero el amor...
El amor
sigue firme, seguro y constante,
rondando
tu boca aromada de perfume, y
la piel
morena de tus muslos de carne.
¡ Boca
tuya ¡
Boca
donde nace tu lengua de paladar,
mi palabra se hace letra exquisita, y
mis
ojos de sangría, derraman tinta por tu canto.
Pintando
los muros de tu cuerpo de aúrica espiga,
mientras
sigo admirando tu arquitectura ambulante.
De tus ojos de alma eterna, como pétalo
rociado al alba,
se me
pega el salitre en mi territorio árido, y
cuando
penetras, como volando en llanura
de
sabana despejada, mi mapa de sangre turbulenta,
vuelve
airado mi sueño y ocurre
que la
palabra se me despierta.
recostada
al dictamen de tu pecho embriagador
donde
inclinado voy al reposo fresco.
¡ De la
sombra de tus senos,
mi
paraíso de descanso ¡
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