Aun al paso coloso de un barco regresa tu figura.
Alejado del muelle recuerdo tu cabello del cedro derivado
donde el viento reposa su senda errante.
Tus ojos de luna y espuma
reposan en la cruz alta de las estrellas
Cuando asomo los míos a babor.
las velas del centro cubren en vano el horizonte.
porque encuentro tu cuerpo de niebla y plata
descendiendo como un mapa largo de azahares en la lona
cuando desenreda su tela y
desliza labil como tu piel.
Aun te amo entre los azules de las olas enormes
y su garganta que muestra un tenue ocaso.
Las anclas arrastran en la mar su lastre acelerado
buscando tu cuerpo de dársena para fondear,
poco a poco la luna gira y asoma el sol su cresta.
La distancia acorta el sueño y la sal espesa en mis venas.
Cuando el cielo me mira con ojos de gaviota,
no veo tan lejos ni tristes los muelles de la espera.
Y te amo,
como no podrán los maderos de un reloj
acrecentar nuestras distancias ni cercar de alambres los árboles,
porque en lo profundo del alma estamos juntos con la mirada
y el ojo del amor todo lo abarca, todo lo ensancha.
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