Tantas
flores tiene tu cuerpo
como ese jardín
de invernáculo
donde el
verdor se construye
en el
centro de las abadías.
En las
puertas de tus capillas
juega la
sonrisa de violetas
que amanecen
en tulipas
Blanca
eres como la rosa albina
son tus hábitos
de albor.
En la hora
de las castañuelas
tus
almendros de ojos florecen
en colgajo
de preñados racimos
donde las
uvas sueltan el jugo desvestido.
Dame amor,
el círculo
dorado de tu boca
brillante
de lentejuelas
que desde
las raíces de la tierra
llenaré tu
copa de uvas negras,
Con esas
ebria s hélices
que en ti revuelan
como
libres mariposas
en la órbita
esférica bajo mis cejas/
Donde
dejas flechas de fuego
que se
incrementan
con encendidas
espigas que sopla tu aliento
de braza que se emparentan
con tus pulpas flexibles
terrón de beso,
me inmolo en tus aletas
violadas rosas de mis belfos
inútil tapar tus dobles bordes de gama argenta/
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