Cierra tus párpados livianos,
que la oscuridad de tus pestañas
se haga ramillete de follaje
denso,
dibujo de sombra en los
azulejos.
Catarata lacia de gotas en
filamento,
humedeces todas mis espiras
de pabellones
y anegas de savia mis
tímpanos/.
Reconozco tu sonido ensordecido
cuando la piel desnuda emerge
con tus entrañas sin tiempo ni
hora,
Te acoplas en mis huesos mullidos
como la vacía dársena
donde ribetean
tus orillas colosales
que sostienen al mundo.
Inunda estos campos de duro
quebracho
hasta que la espuma ablande
sus rojizas crestas de penachos.
Sumérgete en el amor de mis
brazos,
en la fragua de mi pecho
donde reposan tus sueños
que el infinito es este instante
sin edades
ni profundos prejuicios
que encadenan la libido
en las sombras de siglos/
.
Brillo de centella,
cuerpo de hojas sedientas,
boca que se alimenta
con los frutos de cruzados
belfos,
olvidemos ese vasto cielo
que mira renacer tus iris
como columnas de amanecer calmo
porque en la noche
fuiste hija de la turbulencia
multiplicada en nuestras formas
volantes enroscadas/
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