En
secreto llegas,
cual
esas aguas silenciosas
que
traspasan los muros.
Despiertas
mi fulgor en el incendio
de
todo lo que tocas,
entre
las fisuras de mi cuerpo tu boca
son
dos bocas de avidez prendida.
¿Es
verdad que el dulce trigo de tu boca
horneado
en el ladrillo,
me
despoja en láminas
estas
ropas de hojosas piedras?
Solo
quiero la sinceridad
en
la respuesta
ya
que mi pregunta es honesta.
Cuantos
fecundos sépalos
traes
en esa boca que me consume
en
inútil lucha,
tu
eres el ariete vigoroso,
el
corazón en fuste que puja
el
embestir de fortalecidas huestes/
La
sed que acucia en esos labios
no
se subastan porque mis piélagos
han
adquirido todo lo viviente
en
la forma de tu boca.
Tiránica
madera,
lejía
que pule mis membranas,
viento
de hábito que me ahoga
hasta
el frenesí de tu espalda.
Rotunda
danza,
baile
de oleaje submarino,
golpeas
mi pecho desértico de voces
y
lo habitas como una aldea
de
gemidos delirantes/
Ambulantes
caderas, amo el dominio
que
tiene tu arte de roce,
pareces
un abano de acrílico
cuando
el viento te bambolea/
En
mi tacto produces bellas floras,
percibo
el brillo universal
en
tus ojos nupciales
donde
la vencida tierra
cede
sus bodas cenicientas/
Invádeme
invasora…
Porque
el néctar crucial
de
mi boca existe en tu lengua
de
fermento y solo pronuncia
las
silabas recónditas de tu silueta
que
a mi letra conmueven/
Impalpable,
llena,
ópima y esbelta,
delgada
y ensanchada rosa
emergiendo
entre las violetas/
Eres
humo de mi sangre
que
por mis poros brota,
sustancia
labial y despótica,
enmudeces
mi habla en la frontera
de
tus pechos,
eléctrica
barrera de dúctil metal abierto,
fronda
de mi cauce
donde
mi cuerpo se inquieta/
Me
detengo en la forma
que
engendras entre el ungido de mis cejas,
vivo
en tu sueño,
con
tu suspiro me oxigeno,
en
tu ebria boca vasta muñeca
giran
abejas de colmados panales/
Dame
tu forma tónica
en
esa madrépora mortal
agrupando
calcáreos trópicos
en
arrecifes tropicales
como
la pulpa de tus labiales
hechos
de perlas cónicas,
hiladas
en rosario de luz total/
Préñame
con tus cerezos
que
al reconocerte me conozco,
cual
ese abismo de miedo
que
me convoca en la cima de tu aliento
impasible.
hálito de uvas,
jugo
de fresno,
muerdo
tus ocales tiernos y
en
tus cornisas de cresta me interno
como
al duplicado adobe donde pertenezco/
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