Temo
perder en la noche la orilla
de
sus labios sobre mi arcilla.
Desdibujar
esa maravilla mora
que
es el jazmín de su aliento.
Ni
que la fría soledad de la rosa perlada
suelte
fragancias que arrastre el viento.
Ella
es la cruz de mi santuario,
la
hoja seca que marca la página
en
mi libro del oculto misterio.
De
tu pulpa,
pez
de mi acuario.
que
nadas en aguas de mis caudalosos ríos
contigo
son venas de estío/
.
No
me dejes el ansia de ocupar tu ministerio
en
la estatura de tu
aliento
me narcotizas de ababoles y lirios.
por
tus ojos se me escapa la noche y
mientras
me inclino a tus iris de poderío.
Veo
las raíces de arraigo.
Bella
hoja de verde primavera,
aférrate
a mis ramas para
que
el soplo del otoño
enajene
su mandato tirano.
Sobrevivimos
fuertes tempestades,
llantos
de voces en el agua,
viejas
sangres de ruegos y ocasos y
nuestra
balsa poblada de alegre verano
sobrevivió
con el vigor del poblado río/
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