¡ Y aquí estoy ¡
Enamorado.
Con la paz de la paloma y su emblema de laurel,
la mirada puesta en la longitud con que crece el algarrobo.
Viendo las disputas de la tierra madre injuriada.
Conquistada por el hombre tirano y la vil usura.
Con mirada comprometida hasta el ultimo verde suspiro
donde la panza del aire guarda mi esperanza.
La montaña derrama en su ladera de espíritu fuerza pujante
y de su otra espalda extiende sus brazos de piedra afable.
Cuando el hombre intenta extraerle sus riquezas nonatas le responde
comiendo a su cría como la zarigüeya.
Expulsando los minerales férreos esculpidos en filosa espada al horno
de Hefaistos forjada/
Derrama fuego su lagrima de llanto y sabiduría comprensiva
ante la mísera presencia del secuestro pirata/
Abre sus fauces de patria,
entraña y universo y libera sus brazos de cadena esclavizando al codicioso a
sus poderes,
y como un ecuánime cuchillo rebaja de su humana altura su estatura.
¡Aquí estoy enamorado!
Del hombre común y simple y la mujer que devela
sus vergüenzas sin pudores.
Hermana amiga que no rila al frío de las realidades,
ni esclava sucumbe ejército de
hormigas caníbales ambulantes.
Porque ser hombre o mujer es patrimonio humano.
Aquí sigo enamorado de todo el verde y celeste,
de lo tierno y lo blando.
De los férreos dedos de alma que escriben deslizando sus verdades y
amanecen con la pregunta irresoluta.
Escalpelo y fecundo las paredes simientes de un vientre único
flameando la bandera de la paz rebelde,
con la repentina emoción con que crece lo forestal con las aguas y sus aristas.
Aquí estoy de patrimonio. Utopía y quimera.
Pero quien quiebre mis sueños no hallará una rosa roja en mi vereda
ni un guante sutil danzando en su rostro/
Si no mi pluma mínima aun batallando con los mamues primitivos
y cortando raidas las cadenas que lo esclavicen a sus verdades.
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