Todo
el amor era de mar sereno/
Yo
te recordaba
cuando
tus dulces labios me besaban/
La
acera derrochaba su enero
y el
curioso ojo de la parra se embelesaba/
Era
de ola impetuosa tu arremetida en deseo,
al
dividir la ebria espuma de mis manos en tu cuerpo/
Pechos
juntos, pieles de roce/
Hábitos
gemelos de incesto/
Fue
el tiempo que desterramos al bracero/
Por
la blanda carne entrábamos hasta los huesos,
colmadas
las almas como un corpuscular jardín
de
abiertos claveles mirando al porvenir/
Se
anudaban los extremos,
los
estómagos aliaban sus puntas/
¡Pero
mujer!
El
mar apartó su calma,
su
continente se hizo lago amotinado/
Hoy
solitarias ostras en dos riberas de alambrada,
ya
la furia pasionaria enmarcó el recuerdo del alba/
En
el amarillo cuadrado maltrecho
habló
el opaco ladrillo
con
el clamor de la pared malgastada/
El
cerrado tálamo congeló las sábanas
y la
cama dejó su frío destino de ruleta hastiada/
Hubo
solo un adiós de momento
que
no equilibró el corazón deshecho/
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