En
los amplios brazos amatistas del viento
el
lirio se embellece como un rosal abierto,
se
despoja del simbolismo del drama,
y
fijo queda en las retinas de una dama.
A
su modesto orgullo diademas le presta el universo,
Puras
son las nubes como blanquecinos becerros.
Vagabundea
la brisa bordando los meandros del río
y
desbordantes aguas platinas inyectando los pistilos.
Corrían
tan benditos mis pies entre dulce capullos,
paria
el silencio hojas originadas por un suspiro.
En
bancales terrones he visto el agitar menudo de las violetas,
girando
sobre ramilletes tulipas un colmenar de
abejas
nutría
leche a los diamantes que reluce el cuerpo del lirio.
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