Como el mar abraza en círculo el istmo de
la tierra
emergiendo como lengua. Así mis manos
ciñen tu cintura,
cintura de brazo mío, quemándome las
palmas.
La luz del sol te
envuelve con su abrazo de llama
y gira en hélice el destello contra
piedras y lunas.
Rodando cae un racimo de viña magnética,
hacia tus ojos imantados,
de tu exterior retornar doradas velas del
crepúsculo.
Cuando entra la noche
salvaje hacia ti…
¡Muda mi amor ¡
El telón se aclara en ojos de Selene,
caen uvas nutridas hacia tu boca argenta.
Al verte, sucumbe la estrella
melancólica,
a tu imagen de creación viva y
única
las flores seducidas del cielo florecen
bellas.
Como invasora poderosa, caracola del mar,
cuento de unicornio,
penetras el camino de los campos del
trigo
y la espiga mansa se dobla con tu aliento
de boca.
Suelta tu flecha gloriosa
con el arco de tus cejas oscuras y
clávala,
con tu arco de cazadora al zumbido
sinfónico
donde laten cantos de trino.
Mientras hojas desnudas del otoño,
preparan una hilada de infinito collar
para enredarlo en tu cuello de reina,
abrazándote, así como el mar ciñó al
istmo.
De tu boca llega al cielo
lo que en tu corazón duerme y sueña
!Ah, mujer silenciosa¡
Cierra tus ojos de abismo
para no eclipsar a las rosas con tu
sombra.
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