Bajo las estelas luminosa
Fabián desfallece,
entre silbidos de cuchillazos
y escalpelos sibilantes,
filo de aleación lujosa
cortando el planeta vasto
de edredones que lo mecen.
cuando en ridículo estallido
el sol es solo fogata
de acicaladas
pestañas.
No entiende
el axioma Newtoniano.
La gravedad
es lastre de mole pesada
en su océano
submarino,
Se hunde con
peso de bolsa,
-otrora
acciones, ahora de agua-
congelado en
los salitres del sur Atlántico
como una Edith
forjada en mármol.
Memora las
delicias de montes venusinos,
colores
bien gastados en las rayas del tigre,
las joyas de
sus gatos,
orcas compradas atendiendo
las necesidades
de su pubis
astillado/
Mientras lo
sumergen fluidos de codicia
sin haber
pisado la cáscara de la tierra.
Emerge solitaria
su blanda bandera vencida
que en el
temblor de la corteza ofertó,
baratija de
villano, mácula de grises,
hasta el
piso de su patria sobreviviente/
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