Te
hallo como el germen fecundo
creciendo
repentino en el surco renovado.
cuando
llegas con tus manos de arcilla-tiza y
tus
pies de leguas trotadoras.
¡Rostro
único y mío!
Besado
en todas las turgencias
y
los abismos de los huecos,
rayando
los verdes ribetes de la primavera,
macero
las durezas de tu carne
hasta
la ultima corteza de amasijo.
Melancolía
de otoño mia,
ya
vencido por tu arsenal de espalda esgrimida.
Pequeño
brote de amor mío...
Ojos
donde navega mi fragua colmada y
vuelco
lava viva en el infinito abra de tu marco.
Pupila
de mujer y lumen/
Fuerte
hombro de quejumbre/
Llanto
regazo de natural fuente
donde
arrojo mi lágrima
y
mis besos de moneda cada mañana
antes
de mi ahogo/
Como
preludio de sinfonía
desmiembro
besos atenazados en cadena,
corto
eslabones de labios urgentes
caminando
tus rosáceas costaneras
donde
la vida pasea sus ardientes veredas/
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