No entres tu cuerpo
al campo del dolor extraño.
Heridas de lágrimas
de un tiempo empapado..
Nos queda un silencio
de manos, un cubo de espuma
en el juego de la mirada.
Mientras se hace el poniente
sanamos esas heridas de sudor
hasta coagular la sangre,
con lenguas que dibujamos al aire y
voces de grito disipamos la bruma/.
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