Irrumpe la nota muda del
astral silencio
con el rayo patinando en tus
pies deslizables/
De mi rostro absorbes todas
las pasiones,
fundida piel en el fuego de
tu incienso/
Reclina tus amplias uvas de colores
hasta mi boca de cuba que
ansia tus erupciones/
En mi crujes como el
chispeante explosivo leño
que la luna adaptó a mis
manos de honores
cuando el ángel del fuego
moldeó tu cintura
el tálamo abrió su boca
despierta por la prisa/
Enroscados en un tronco
inmolado de breva
íbamos cayendo a las plantas
de la alfombra,
en tu lengua flotaban las
blancas sombras,
marcabas mis laberintos ya
extirpados
con tu feroz boca y su
inclemencia sin tregua/
Desmayaban los labios al
impulso en acometida
trayendo las húmedas gotas
retorcidas del carnal hambre
y las palabras se alejaban
al ritmo de los gestos/
En mi pintabas una túnica de
rojos esbeltos
y a tu incesante dimensión
de territorio y sangre
encontrabas mi vértigo de
hombre animado al apogeo
en clamor de tu fuego
inclemente encolumnado/
Esta noche somos más que
dos amantes imbricados al
crepitar del leño/
Somos dos repentinas luces
de mares
viviendo el hoy de la ultima
ceniza suspirante de rumores,
adivinando el fuego del
ardiente madero
en nuestros cuerpos de tangible
deseo/
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