Estás
como el último remanso
del
verano,
ese
que se fue ayer,
con
el alma serena y
el
negro fulgor de tu pelo,
en
la blusa azul
hilvanada
en el cielo
con
tus manos de hojas serenas.
Esos
ojos simultáneos
abren
los crepúsculos,
parpados
que aclaran ocasos,
por
tu mirada viaja un vuelo
de
sedientos pájaros y
los
brotes de tus manos
están
colmados de manantial.
Patria
de la casa,
dulce
breva
inclinada
en mi mañana,
ocupas
la dimensión
de
todas mis palabras y
solo
requieres un gesto
de
risueños besos en tu
rostro
de agua descalza.
Estás
navegando
este
inicio de invierno diluido
con
tu carnal pulpa de granada
y
te mueves como huracán
salpicando
gotas de mar fluido/
Ven
a mis brazos
última
flor de mi verano,
semilla
de jardín invernal.
Pronto
amanecerá en esta breve distancia,
acerca
tu proximidad de rio en calma
para
dejar en tus cauces
besos
guardados en mi alma.
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