Hurgo
con minucia los cuartos de tu piel dormida
do
inserto el lado blanco de tus rosas rojas.
Mis
dedos son diez sabuesos desenfrenados
y en tus
intimas oquedades son noctámbulos jornaleros.
Busco
los enigmas del ensueño montesino,
bosques
de náyades donde reconozco túneles habitados por lunas,
aguas
lacustres colmadas de peces lumínicos,
marcas de
fuego que moran tus salones cenicientos.
Pero al
ver la amplia extensión sudando sobre el tálamo
en la
penumbra ciega incorporo carbonadas de
cenizos.
Cuando
despiertas rotas tu geografía de suave lino
y en
éxtasis desesperado habito lindes de tus dunas.
Alocado
como lobo sediento de carne fresca,
despierta
el hambre la congestión crujiente de tus huesos,
gestionada
la siembra del germen fecundo en las llanuras
penetro hileras donde fluyen las acequias.
En los
surcos arados recojo espigas bronceadas en la siega
abrasadora
donde aún flamean soles de incendio,
secretos
que festejan el placer de los goces en la copa,
rendido
a tu entrega sustancia de amor en mi tierra de bodas.
Eres la
unidad nupcial que mis labios reclaman rosa en llama,
fundir
dos pechos de tacto rozándose en tiernas sábanas.
De"Fuera del tiempo"
Ed, PALIBROS Hecho el Depósito según la ley
11-723- registro de autores.
Publicado julio 2018-
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