Anduve siempre
soñando dobles lechos
con el alma en dos manos/
La diestra a la suerte del
diamante,
a la siniestra el corazón
luciendo temblor de
tulipanes
con la amenaza de la
dinamita
en cada nube de noche/
Como el oro lucía la luna
su pianola risa blanca de
teclado/
La mañana despertaba
sin mi aliento...
Pero algo en mi pecho
golpeaba
como una danza de colosos
labios/
Respiraba ahora tu aliento a
hogar
y de tu mano bondadosa
de pura arcilla cultivada
rozabas mi pecho de sonido
con el dulce tecleo
de tu natural presencia/
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