El
viento abrió sus benévolas fauces
Arremolino
las hojas reunidas
Como
pasajeras de la seda en remolino
Te
revestían de tersura, espuma y olas.
La
tierra roja del Norte subió sus terrones de sudor
Salpicando
tus pies hechos de la arcilla.
Al
oler tus aromas algo del humor
Del
pino exhalo su vapor y cuando baje mi mentón
Al
abrazo te sentí el ardor templado del verano en Misiones
El
alegre acordeón sonó como tu voz
Y
la resonante catarata se retro alimento
Mientras
tus besos de profunda agua
Incrustaban
sus húmedos cristales en mis labios
Al
bajar la geografía juntos hacia el sur
El
Palmar de colon reflejo al sol
Que
maduro el cereal
El
sol que matiza los frutos y tuerce
Dejo
en ti la sonrisa acumulada y
Con
su lado mezclado en tus hebras te hizo de negra cabellera
Habías
jugado con los esteros en el Ibera
Que
te heredaron el reflejo del verde azabache en tu mirada
Cuando
ya eras, una delirante y dulce mariposa ruborizada.
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