Hoy hay esplendor de cielo libre,

Sin riendas, ataduras ni bridas.

Como dos palomos de cristales

flotamos en espejismo

imperturbable, placer de todos los amantes.

Llenamos vacíos con delirante torbellino

mientras sopla en alegría

un aire de tregua con estirpe.

Al cuerpo del vino le otorgamos vida

balanceando dedos de lene mimbre y

con rústicas miradas contemplamos el semblante

de este cielo zafiro.

Ay amada, cuanto arte

para torrarnos con las llamas

donde el amor tiene su abismo,

profundo verdor de pinos,

socavada piedra donde brotan aguas claras.

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