Lloró mucho luto por sus
pestañas
de trunca historia/
La niebla opacó su mirada
de antiguo corazón leñoso/
Ya olvido,
hoy hundido madero de barca
quemando su lúgubre
patrimonio
La senda de la pena la llevó
al puente de la tristeza
del que no regresan
los ojos sin horizonte/
Pero ella es fuerte
quebracho
de corazón, robledal de alma
Y sueña...
Sueña con arrojo de Cid
su amante espiga de mujer
incrustada en su sentir/
Ahora bina la nueva tierra
y recupera los frutos de la
sombra/
El canto del ave trémula
fortaleció su himno de
esperanza/
Verdor nuevo
en una piel de conquista
resucitada/
“A mi entrñable amiga y colega
Anahí del Giudicce”
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