AY, mi amada morena, boca cultivada en la plata.
Si
los labios los volara el viento
qué
harías con tanto beso acumulado.
Si
tus ojos fuesen huecos o blancos...
¡
Donde hallaría el mejor
de
los negros esculpidos ¡
Si
de tu boca huyera la voz
sin
ser pronunciada en palabra,
en
los pechos del aire detenidos
quedarían
los esternones en fogata.
Sin
tus huesos cubiertos de badanas
no
habría otras pieles de agua,
mis
labios de insaciable sed
andarían
la vida con el morado violáceo.
Si
se nos fueran los colores
de
cada hora sustituidos,
mezclados
con el humo caminante,
lavaría
con mis lagrimas el mundo
y
los pajares,
hasta
que las hadas crueles
nos
devuelvan los tesoros sumergidos
asomaría
al trigo reluciente en la mañana.
Inmersos
nosotros
en
una mezcla de cemento eterno
única
muerte que al amor honra.
Sin
importar los huracanes que vuelan los graneros.
Viviendo
de besos cerrados en un ánfora
durante
las cuatro estaciones.
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