Regala el crepúsculo
el fin de su día de oro.
penetro la fina
membrana pilosa de badana tersa
con suavidad entre
bosques soy cabeza pedregosa de río
que aún perdido en los
meandros halla cauces de tus flechas.
Al caer el crepúsculo
retoma su cola destellante de tesoros
el naranja nutre
flores tomando forma esférica de bombillo,
golpea tus cónicos pechos
de miel el sueño despierto
y son los márgenes de
tus ojos versículo de ángeles.
Bajo esta superficie
hay rumor crujiente de celestes puertas
que retornan con el
obsequio escucha de tu oído,
medito la palabra
precisa que en tu atmósfera de sed se haga sales.
Que no se evapore esta
realidad de azorado y nítido cuento,
ni inmóvil me quede
como espantapájaros moldeado en cemento,
porque lo ventral de
tu cuerpo es un valle de perfumados lirios.
De LLUEVE EL VIENTO EN
LOS TEJADOS- a publicarse julio 2019 - Ed. PALIBROS - N.YORK – EEUU- Hecho el
Depósito según la ley 11-723- registro de autores.
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