a mi compañero. El tano Lopardo
y todos los desaparecidos de mi patria. Los dictadores y sus
secuaces fueron juzgados en tribunal oral y sentenciados. Mucha gente luchó
para que esto sucediera y como pueblo conserváramos los crímenes de lesa
humanidad en la memoria por siempre.
once y once se refiere a la
final del mundial entre Argentina y Holanda mientras sucedían matanzas genocidas.
I
Tengo recuerdos tristes para
hacer versos,
no quiero que la pena derrote
a la esperanza cuando
escribo.
Ni el flagelante ruido de los
tanques adversos,
Me apague la voz de la
memoria y el olvido.
La muerte anduvo por las
bibliotecas ardiendo,
pupitres llorando ausencias y
escritorios mancos.
El canto se frustró en los
oídos
cuando la palabra se partió
en silabas.
La ilusión se hizo quimera y
del amor
uniformado nació el hijo
dócil.
Salvaje cría de dinosaurio, de
marrón-gris pelaje.
Recuerdo que la cultura se
fue de viaje obligado,
sin boleto, ausente sin
aviso.
La pluma tachó negras listas
de olvido,
vestidas de luto anticipado.
Se apagó la opinión en las
lenguas
Acalambradas del voltaje.
Las casas se hicieron refugio
y cercadas
Mas cercadas que los jardines
de un botánico.
La tiranía se disfrazó de
golpe,
con etiqueta de gala asistió
al banquete
de la Logia cómplice de los
poderosos.
Se armó el circo romano para
la plebe,
en estreno de reluciente
pasto blasfemado:
¡ Once y once en cada lado ¡
Blanco, celeste y naranja.
Parecía ecuánime batalla.
En un desierto país como
sede,
se estampó en color el
Derechos y Humanos.
Bajo el asfalto se apago el
silbido de los sin canto,
el ala de la libertad se
fracturó contra los muros,
cuando el ave voló al cielo,
la muerte le disparó.
¡ Once y Once en el escenario
¡
Treinta mil a los vestuarios
y otros tantos,
a la frontera del tormento y
el calvario.
El Purgatorio del Dante se
pintó anticipado,
en los claustros tapiados y
sordos.
Del celeste de la bandera a
la cruz del cielo. Y del blanco...
¡Quien sabe que fue del
blanco¡
No alcanzó el Diluvio para
lavar el rojo,
los adoquines se lavaron con
lagrima de angustiado.
¡ Tengo recuerdos tristes.
Pero una memoria impía ¡
II
La goma de capucha blanca, no
borra el olvido.
Recuerdo la tarde uniformada,
trepándose al Rosado bacón.
La Catedral repicó las
campanas del anticristo,
las palomas huyeron del
meridiano de Mayo.
Un amigo escribió de Praga,
una vecina con nombre nuevo llamo de Estocolmo y mis primos de España
preguntaron: ¿Como estais?
¡ Once y Once ¡ No fue una
guerra justa.
Miles de negro luto entre un
sinfín de rojo sangre asesino.
No hay paridad alguna. Es
infame cobardía.
Al hijo el rapto le llevo el
padre,
al padre se le evaporo la
mujer,
la muerte vio caer la lagrima
de la abuela madre,
mientras rondaba la plaza sin
respuestas.
¿ Como se seca el llanto, en
los ojos inocentes ?
¿ Como se responde al flagelo
y a la vergüenza ?
Me rebasa el odio interno en
el rincón humano del alma,
y de la voz de la memoria el
canto. Que no me enferme el veneno.
Trato de comprender la
ignorancia salvaje, de idolatría fanática.
Se saltaron el capitulo del
Domingo:
¡ Bárbaro, las ideas no se
matan ¡
De los recuerdos tristes
aprendí una moraleja:
Tras las paredes se borra el
canto y de los ladrillos emerge la voz.
¡ Los olvidos no mueren ¡
¡ La memoria no se entierra
con cemento ¡
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