Reluce la acera helada al
bajar nieve del invierno
Las acacias se congelan en la
rigidez del aire
que se empeña en calar hasta
la médula del hueso.
Sobre los techos no hay
refugio que ampare
la fauna aúlla como cordillera
de hielo.
La tibieza mira tras el
empañado cristal de la ventana,
Todo semeja un cruel
escenario de sepulcrales lirios,
al doblegarse hojas sumisas
en las aceras
el viento se esconde en su
cubículo.
Por dentro humo de tabaco y
calor de mate
tenuemente abrigan la
intratable sensación del frío,
y en las rendijas más
recónditas se retuerce el hambre,
congestionada la carne
comprime al cuerpo diminuto.
Las palomas se petrifican en
bronces de campanas,
los subsuelos son camastros
de cartones y sabanas de abandono.
Un viejo ciego llora de
asombro por las venas duras del niño gélido,
bajo el poder del invierno
brutal clama en la intemperie el cuero dolorido.
De LLUEVE EL VIENTO EN LOS
TEJADOS- a publicarse julio 2019 - Ed. PALIBROS - N.YORK - EEUU
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Poemas de ricardo
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