miércoles, 6 de noviembre de 2013

CUANDO ESTIRAS TUS MORADAS



El viento trepó su fuerza a tu pelo de oscuro membrillo
donde danza la lluvia su ultima mariposa de vuelo,
un mínimo gemido  tomó la luna como desvelo
de luz eterna, al abrir tus ojos de imponente castillo.

Tu  expandes lo rugoso en liso prado y mirada.
Tus pestañas vuelan el camino del caballo alado
y remontas tu ala de vuelo despertando en mi costado
cuando tu boca suena al armónio de una feliz guitarra.


Tu cuerpo de claveles despeja mi clara mañana,
donde la quimera del unicornio no suelta su cuerno
y el quetzal duerme trepado a tu sueño de recuerdo.
Al aparecer la flor en tu frente, es mi estrella adorada.

Tus ojos opacan la risa de la luna en mis costales.
Gruta de cándida osera hace tu calor en el tálamo,
mis dedos de primavera reclaman tu piel de gamo
y mi boca precisa tus dulces sabores  laterales.

¡Amor!
Cuando estiras tus moradas en besos de puente,
mi alma multiplica su cifra de serenos duendes.




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