El
rio ha entregado su valor de arteria
nutriente
a la tierra de cosecha.
De
los terrones emerge
un
mástil erecto, vástago de bronce,
florecido
como bandera fortalecida de
amplio
horizonte como tu cabellera.
Ondula
sacudiendo polvo
y
te veo a ti
cuando
traes el pardo remolino
de
la espiga en tu voz de briza.
Pero
hay algo más...
El
pasto, el pasto sí.
Que
semeja tus verdes muslos reales
de
alimentada primavera
donde
mi verso se alimenta de acuarela.
De
tus dedos salen raíces
bajo
el sol ardiente y
torturas
al gélido invierno...
Te
veo desde el silencio purpura,
en
los maizales resistentes y callados
rozando
sus cicatrices de seca herida
con
el poder de tu palma curativa.
Espantas
la presencia del sepulturero.
como
una estrenada flor que embriaga
de
ternura agigantada los miedos....
Apenas
entras en un blanco sueño
inmóvil,
lejos
de lo mundano,
cuando
tu rostro reposa en mi mano
sé
que todo lo que eres me pertenece.
Mis
lotes son tus territorios
desde
que me has nominado
con
tu voz de amor,
soy
el macho clavel
en
los prados de tus ángulos,
hembra
y mujer de latido hilvanado/
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