Recuerdo acariciar
tu silencio mientras dormías,
susurrar a tu oído
calmo cuanto te amaba,
mirar con perspectiva
de horizonte tu negra cabellera
oteando tu reposo
en la almohada
con filigranas de
estrías
Verte integra de
cuerpo y hombros desnudos,
como la carnal
manzana mordida a dentelladas.
Forma sinuosa,
perfectas curvas bellas
de pera preñada
estirando su vientre de cornisa.
Oler tu piel
aromosa
con la hidalguía
del pino y su llameante trementina,
ver por tus cejas
caminar el topacio
la senda de la rosa
púrpura,
vestido en largos
brazos
de lentejuela
albina,
con asombro en la
mirada
al alud de una
repentina lluvia
destilando sus
aguas puras..
Pero desde que tus
caderas
partieron en
arribo
desde mi puerta
como ola bravía,
vaciando la copa
del camino..
El espejo de tu
rostro se ha crispado,
botella rota en mi
memoria
legándome un
insomnio de melancolía.
Hoy mi tinta de
arteria se diluye bajo
el agua de la
gotera gris del techo,
como hueco
irreparable de colosal cráter.
Opto por el día y
no la noche,
para que la cama
me halle alerta
y aun vestido…Por
si tu paso
se cruza con mi
senda.
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