Traes toda la luz encendida
del planeta
en tu pequeña mirada
explosiva.
Tu cuerpo de rocío
en el oráculo de tus ojos me
dice
que soy tu sueño entre los sueños y
que el amor nos crece con la
distancia y
la lejanía se hace lastre de
metal blanco.
Solo recuerda amada.
que nunca perdimos un
resalto de auroras
sometidos a las gramas
verdes y fecundas.
Que mis manos barrosas de
único don
han hecho un atrasado reloj
en los nudos del tiempo.
Mientras de tu pecho
ostentoso
bajó la harina en ácimo.
Del cereal molido y
duplicado,
mi alma barda y terca
y mis dedos de amor fueron
la braza del carbón.
¡ Ay amor ¡
Que desparramada huele toda
tu naturaleza.
Rama y espiga, olivo, pan y
masa
en los hornajes de las panaderías
nuestras.
liberando impregnantes
aromas de crecidos nutrientes.
como una loca lava que antes
nos nunca existió
¡ Planta y trigo mío ¡
Dando la sagrada lección que
el pan alimenta la boca
y la amapola de larva en
beso nos nutre el alma.
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