Mi
amante amada/
Como
calman mis grises pardos
sus
dolores repetidos
y
los llantos de mis marrones penumbras
trocan
sus colores
con
mi cara reposando
entre
tus senos de blanca almohada,
y
el inútil negro del día transitado
albeando
en tus muslos de abono/
Mi
azul desteñido de la noche
reposa
en tus labios de hamaca
sus
penachos de espina diluida,
el
verde penetra los cajones de mis venas/
Los
rojos encienden mis arterias,
y
la sangre oxigena mis pulmones
cuando
me inoculas con tu lengua estrafalaria
llevándote
mis velas apagadas recogidas
a
tus mástiles de territorio colorado/
Parece
que una ígnea hoguera de abejas
dejara
los colores necesarios en mi piel,
despiertas
en mis tribus sus verdades
cuando
duermo sobre tu alma,
donde
la araña gotea su viejo rito pagano
de
brillante saliva
mientras
me retornas el lustre del bronce pulido/
Tu
lengua despliega
su
largo vestido de vapores/
Tu
boca exprime el ámbar
hasta
la noche que los luceros creativos
lucen
su blanco espejo silente
en tu colmada piel de dulce agreste.
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