La brisa
se hizo furioso viento
de mar y tempestad/
Escucha como ruge y galopa
entre los huecos del aire/
Mientras agresiva sopla
sostenme en tus brazos
de apoyo y refugio/
Que siga su interminable ira/
Yo jugaré al ori submarino
bajo tu boca sudante,
rogando plegarias
en tus pechos de Rosario/
Que siga hinchando
sus furiosos pómulos
de estirado fuelle
por decenios innumerables/
Así dormiremos atados
al grueso hilo
de nuestro amor vivo/
Recorriendo el viento
en dos galopantes
peces azules/
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